Es posible que a partir de este momento cambie definitivamente mi tendencia al desánimo a la hora de buscar información en los medios de la provincia, todos ellos dirigidos por la vara de la clase empresarial y aderezados, como en el caso berciano, por el absurdo miedo a todo aquello que venga más allá del Manzanal, antes llamado Altu Braña. Hoy ha sido editada en versión digital una nueva forma de prestar información a todos los leoneses, y que solo por este hecho merece la pena otorgarle toda nuestra confianza y apoyo, para que su camino por el mundo de la denostada canalla sea largo y provechoso para todos, haciéndose pronto con un hueco importante en la red y ocupen dentro de la maraña de desinformación diaria el lugar que se merecen quienes ponen en marcha este proyecto y los lectores información veraz, sin intereses bastardos y de fácil comprensión.
Puede ser un mal momento para sacar a la luz un periódico digital —la crisis, el desencanto de la población y la pertinaz imposición de los mercados— ahora que está de moda que los grandes capitales lo monopolicen todo, como manda la doctrina neoliberal. Esta, que nos trae a todos a mal traer y en permanente estado shock para que los sacaúntos arramplen con todo, cuando la masa laboral suplica para que los próximos años sean benévolos con la minería, a pesar de seguir perdiendo poder adquisitivo y derechos sociales. Eso sí, siempre a costa de mantener en plena forma las cuentas corrientes de quien ostenta un poder económico digno de una república bananera, campando a sus anchas por encima del monocultivo del carbón y de la fauna política autóctona. Estos, como siempre, más atentos a los caprichos del amo y señor, que de preocuparse por el bien común y el futuro de aquellos que les conceden su confianza en forma de voto. Algunos, no pocos, seguirán imaginando un futuro mejor basado en un desarrollo sostenible, sin cielos abiertos, especuladores y políticos ineptos con la mirada puesta en su ombligo y fáciles de callar.
La muerte anunciada de la minería, allá por 1990, ha resultado, con el estéril paso del tiempo transcurrido, en la muerte económica del Valle del Alto Sil. Quienes apelan a Europa se equivocan, pues esta, ocupada en otros avatares menos mundanos, como la solidez de sus banqueros, está decidida a subvencionar únicamente el cierre de aquellas empresas no rentables, que es como decir todas. O sea, no más cielos abiertos y no más pufos, ni pufistas, por mucho que se empeñen patronos y sindicalistas en pasear de nuevo a la gente por la calle.
¿Pero, y de la reindustrialización famosa de la que nos hablaba el exministro asturiano Noval? Pues, sencillamente, que no ha venido y ya no la esperamos.
A pesar de todo, creo que este año ninguna fiebre especulativa mermará mi estado de ánimo, porque estamos de suerte y bien de salud, gracias a la llegada de aire fresco al panorama informativo leonés con ileón.com.
Salud, gran futuro e información clara.
espero que tus expectativas sean realidad, yo hasta que no lo vea no lo creo.
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