Al presidente Zapatero parece que ya no le queda -y no es poco- otro crédito que el concedido por sus agradecidos bancos, a los que se apresuró a sanear después de negar reiteradamente la crisis. Su final parece seguro, aunque no inmediato. Su partido, plegado íntimamente a las tesis neoliberales, lejos de presionarle como cabría suponer, para que rectifique a tiempo y tome de nuevo la vía socialdemócrata, pretende quemarlo en la pira dispuesta por los voraces mercados, para que una vez hecho el trabajo sucio buscarle un repuesto más atractivo que compita en igualdad de condiciones en las próximas elecciones generales. ¿Estamos ante el fin definitivo de las ideologías? ¿Ha precipitado esta crisis económica el desplome financiero de la marca progresista PSOE?
Desde los parapetos conservadores se contempla con ansia este triste panorama, dispuestos a hincar el diente en una ocasión que se les presenta inmejorable. Los medios de comunicación ultraliberales cocinan todo tipo de pócimas y brebajes, pregonando el retorno del privatizador Aznar o lanzando arengas golpistas un conocido divulgador de pasado comunista. Su candidato Rajoy es situado ya como seguro ganador. Este sujeto, de perfil bajo, reaparece dispuesto y capaz para acabar de destripar lo que deje su predecesor, y darle la puntilla definitiva a los más desfavorecidos económicamente; todo ello con la escusa de acudir en nuestro rescate y ante el aplauso unánime de la neocom Angela Merkel y los insaciables caníbales del capitalismo salvaje. Todos están mintiendo. Estábamos al borde del abismo, pero hemos dado un paso hacia adelante.
Esta casta política que tenemos en España pretende acabar, de una tacada, con todas las pequeñas conquistas logradas desde la muerte del dictador, despojándonos de nuestros derechos y arrasando el estado del bienestar, paraíso del que nos creíamos socios a perpetuidad desde entonces y, sobre todo, tras la entrada en Europa. Suena a despreciable ironía que sea la entonces anhelada Europa, encabezada por Alemania y Francia, quien nos vaya a dejar peor que estábamos. ¿Será ahora el momento de salir de Europa y el euro? Pocas soluciones hay para evitar esta ruina, y mucho menos ganas de oírlas, de todas formas dejo unos enlaces que por lo menos analizan la situación.
Desde los parapetos conservadores se contempla con ansia este triste panorama, dispuestos a hincar el diente en una ocasión que se les presenta inmejorable. Los medios de comunicación ultraliberales cocinan todo tipo de pócimas y brebajes, pregonando el retorno del privatizador Aznar o lanzando arengas golpistas un conocido divulgador de pasado comunista. Su candidato Rajoy es situado ya como seguro ganador. Este sujeto, de perfil bajo, reaparece dispuesto y capaz para acabar de destripar lo que deje su predecesor, y darle la puntilla definitiva a los más desfavorecidos económicamente; todo ello con la escusa de acudir en nuestro rescate y ante el aplauso unánime de la neocom Angela Merkel y los insaciables caníbales del capitalismo salvaje. Todos están mintiendo. Estábamos al borde del abismo, pero hemos dado un paso hacia adelante.
Esta casta política que tenemos en España pretende acabar, de una tacada, con todas las pequeñas conquistas logradas desde la muerte del dictador, despojándonos de nuestros derechos y arrasando el estado del bienestar, paraíso del que nos creíamos socios a perpetuidad desde entonces y, sobre todo, tras la entrada en Europa. Suena a despreciable ironía que sea la entonces anhelada Europa, encabezada por Alemania y Francia, quien nos vaya a dejar peor que estábamos. ¿Será ahora el momento de salir de Europa y el euro? Pocas soluciones hay para evitar esta ruina, y mucho menos ganas de oírlas, de todas formas dejo unos enlaces que por lo menos analizan la situación.
- ¿Habrá siempre democracia?, de Ignacio Sánchez-Cuenca
- Portugal y España: una crisis europea, de Mário Soares
- Europa, secuestrada por el mercado, de Federico Mayor Zaragoza
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